Durante mi paseo hasta la estación de trenes de Taichung, me encontré con una heladería un tanto especial y en la que había mucha gente. Una vez Yunting había terminado su sesión peluqueril le dije que me acompañase hasta un sitio muy chulo que había visto.
Para sorpresa mía, ella no conocía el sitio, lo que sí me explicó luego es que parece ser que en este edificio tan antiguo, en 1927 había uno de los centros oftálmológicos más importantes de la ciudad. Ahora, manteniendo parte de la estructura original, han construído una piji heladería que todo hay que decirlo, está muy bien. Podéis visitar la web del local en www.miyahara.com.tw.
Clásico repartidor al lado del edificio.
Miyahara 1927.
La cola que había era potente.
Y aquí está la entrada a la tienda.
¡En su día el edificio también fue una escuela!.
¡Libros everywhere!
A todas las taiwanesas les gusta ir de tiendas aunque sólo sea a mirar.
Haciendo la cola de los campeones.
Una trabajadora muy amable nos escuchó hablar en alemán y nos preguntó que si necesitábamos ayuda.
Evidentemente Yunting no la necesitaba, pero yo un poco más adelante sí, porque había que rellenar un papel con tu pedido.
Había un mogollón de tipos distintos de chocolate.
Los helados los servían en una tarrina que a su vez tenía un cucurucho.
Había un muchas cosas diferentes que podías elegir para poner por encima del helado.
Este fue nuestro helado: Mango, frambuesa, tarta de piña, bizcocho y cosillas por encima.
Off-topic: Estoy por cambiar el título del blog de «Un español en Alemania» por «Un español en Alemania pero que parece que vive en Taiwán». Y es que no hay mucha cosa que contar sobre Düsseldorf, al menos, nada interesante bajo mi punto de vista, por eso yo sigo con las historias de mis viajes. Anda que no me gusta rememorar esos momentos, ¡no ni ná!.
Al tema:
Pues resulta que un día de esos en los que Yunting tenía que ir a la peluquería (pequeño inciso, en Taiwán ir a la peluquería no es sólo estar 2 horas en una, sino como mínimo un total de 2 días para que te dejen el pelamen niquelao…¡sólo apto para mujeres!) por la zona centro de Taichung.
Pues yo, cual niño con zapatos nuevos (me encanta patear) y antes de despedirme, le pregunté a Yunting «¿más o menos por dónde queda la estación central?, según comentastéis está más o menos cerca y tengo ganas de verla». Me señaló un par de calles y me lancé al objetivo, visitar la estación de Taichung, mientras ella «disfrutaba» de 2 horas de peluquería y cotilleos. Por lo visto, la estación central de Taichung, la construyeron los japoneses en los años en los que estuvieron en la isla, así que se mantenía tal y como la habían hecho.
Cómo no…yo que soy un «fuego en culo», me desvié de la ruta y me metí por calles digamos peculiares, vamos, que estaba más perdido que un chorizo en una ensalada.
Una calle general por la que aún no he investigado mucho.
Una moto, ¡una moto!.
Había una zona para pre-matrimonios, lo que no me esperaba era encontrarme con un Pronovias en Taichung.